SEMBLAZA : RAÚL SAMAMÉ MORANTE
COSADES – Comunidad Sanmarquina de Estudios Socialaborales
“Poderosa es la Ley, pero más poderosa es la realidad” es la frase con la que todos/as aquellos/as que conocieron a Raúl Samamé Morante aún lo recuerdan.
Una frase que al parecer lo acompañó desde sus primeros años en el Norte del Perú, hijo de agricultores y nieto de un sastre leído que ejerció como defensor de muchas personas cuando aún el derecho en Lambayeque no era cautivo. Fue así que un niño Raúl creció observando, inspirándose y anhelando en secreto usar las leyes y ¿por qué no cambiarlas? para hacerlas cada vez más justas, más cercanas a la poderosa realidad.
Estudió, como muchos jóvenes provincianos de la época, en la Educación Técnica en Agropecuaria, siguiendo las disposiciones parentales. No obstante, su deseo de acercarse a la justicia a través de la defensa hizo que decidiera migrar a Lima y, con la fuerza que nunca más lo abandonó, a los 19 años ingresó a laborar como Almacenero en el Banco Industrial del Perú. Este trabajo lo hizo interiorizar y demarcarse por una especialidad que, posteriormente abrazaría: el Derecho del Trabajo y su defensa.
Su sueño de estudiar Derecho se encontraba cerca, siguió estudiando y trabajando, como muchos otros chicos peruanos, levantándose muy temprano y acostándose muy tarde, pero sabiendo que todo tenía un sentido. Y, efectivamente, poco tiempo después y aún con pocos años acuesta, no por ello con menos sabiduría notó que su camino era el sindicalismo. Primero como afiliado y luego como dirigente sindical, Raúl Samamé, logró esa amalgama que muchos laboralistas anhelan: una vida de lucha sindical a través de la defensa de derechos laborales en las calles (en la realidad) y del ejercicio del ejercicio de su profesión. Todo ello, lo llevaría -años después- a las aulas universitarias.
Durante su vida sindical de más de 10 años, la cual terminó abruptamente por los ceses del gobierno fujimorista, obtuvo varias victorias tanto a nivel de las negociaciones colectivas como en los tribunales en los cuales luchó con la misma vehemencia. Respecto a las luchas sindicales, Raúl Samamé solía recordar en sus clases, con emoción, como la Federación de Empleados Bancarios fue la única organización sindical que mantuvo su nivel de negociación por rama de actividad, pese a la emisión de la Ley de Relaciones Colectivas de Trabajo fujimorista que obligó a la revisión de los niveles de negociación permitiendo a las empresas beneficiarse con ello. En cuanto a las luchas judiciales, era constante su referencia al primer proceso judicial -vía acción de amparo- ganado por una organización sindical (la Federación de Empleados Bancarios) al gobierno de Alan García, tal amparo logró la paralización de los efectos de Decretos de Urgencia que buscaban limitar el goce de derechos laborales y que se logró gracias a su asesoría en esa doble labor de abogado y afiliado.
Pero Raúl Samamé no solo tuvo una presencia importante en el mundo sindical o el de defensa de derechos laborales. Fue, por sobre todo, un maestro. Catedrático de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos por más de 30 años en los cursos de Derecho laboral, Derecho sindical, entre otros, labor que ejerció con la misma pasión que sus luchas sindicales. Su entrega a la docencia se evidenciaba con la increíble acogida en las famosas matrículas sanmarquinas, en las que antiguamente, debían realizarse largas colas de amanecida para escoger a los mejores docentes. Sus aulas parecían convertirse en grandes auditorios o en mítines cerrados con el estudiantado al límite.
Es que era un docente diferente. Enseñaba los cursos de Derecho del Trabajo de forma interdisciplinar: además de los libros de Derecho, para la comprensión de las relaciones laborales acudía a textos de economía, sociología y política. Por ejemplo, las enseñanzas sobre el salario la realizaba a partir de la teoría marxista de la plusvalía, para comprender sobre la flexibilidad laboral exigía leer historia de la organización científica del trabajo (Fordismo, Taylorismo, Toyotismo, Calmarismo), para entender el funcionamiento de los sindicatos, exigía leer las diferentes ideologías que forjó históricamente el movimiento obrero.
Esta matriz de comprensión del Derecho del Trabajo caracterizaba a las clases del maestro Samamé forjando un sentido crítico en sus estudiantes. De hecho, cuando en sus clases criticaba de modo vehemente la flexibilización de la normativa laboral de los 90 y presagiaba las posteriores reformas laborales que -a nivel jurisprudencial- el Tribunal Constitucional realizaría: protección contra el despido arbitrario, jornadas acumulativas o atípicas, inconstitucional de preferencia del nivel de negociación por empresa y un largo etcétera.
Sus clases son recordadas a lo largo de los años por sus estudiantes, hoy profesionales e, incluso catedráticos, que siguen su línea de enseñanza. Su deceso entristeció a todos sus mundos (el sindical, profesional y el de la docencia), los cuales se reunieron para despedirlo mostrando su cariño a través de su presencia y palabras en el velorio y, hoy, con el justo reconocimiento de su labor a través de la Orden de Trabajo.
Maestro, aunque tal vez algo tarde, este homenaje contiene la admiración y cariño de todos y todas sus estudiantes.
Escrito por
Página de la Comunidad Sanmarquina de Estudios Sociolaborales (Cosades)